lunes, 28 de octubre de 2013

Drop it

A mi hermana le pusieron cuernos.
Lo primero que sentí fue rabia con ella por ponerse a investigar y a buscar lo que hace rato se le había perdido, también ganas de matar al malparidito ese por hacerle doler. Pero después sentí un poquito de dolor y envidia, saber que yo nunca voy a ser la víctima ni la buena de la historia, verme esencialmente infiel, saber  que no pude dejar esa parte de mí que pensé borrada para siempre.

Sigo siendo Ana, esa a la que le gusta el sexo y decapitar chicos que se acercan en los bares. Sigo siendo Ana, casada con cierto chico que sigue sin tocarla y cultivando una amistad con condiciones legales especiales. Sigo siendo Ana con el pelo oscuro y mil secretos adentro que tienen pena de muerte.


viernes, 4 de octubre de 2013

piel+sábana-otrapiel

Yo, realmente, no sé si a todas las mujeres les gusta el sexo, yo esperaría que sí. A mí me consideran enferma y ninfómana. Una mujer promedio, a la que no le gusta tanto el sexo, tiene más sexo que yo. Mi experiencia es que casarse disminuye, casi hasta la extinción, el sexo y que casarse por amor no hace que desaparezca la necesidad de una manoseada, una agarrada de culo, un besito en la esquina de la boca o un contacto aburrido.
La sexualidad, manifestada como sea, se convierte en un  deseo imperioso, en obsesión que se  termina siendo un impulso irresistible o verdades y algunas mentiritas.
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