Hace un rato pensaba que estoy bendecida con el don (y así lo veo hoy) de la no intelectualidad. Poder creer en que hay algo más grande que está loco de amor por mi y que me hace milagros todo el tiempo es, en parte, un motivador para respirar.
Siento mucha compasión por los taan inteligentes que son incapaces de creer en este amor incondicional que me saca de la mierda y hace que hoy pueda levantarme de la cama con ganas de vivir.
2 comentarios:
Me encanto.
;) bienvenida, princesa mayor... es tu casa esta también
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